Entre los pobladores de la zona de Vallegrande, en Bolivia, ha crecido un mito sobre la figura del Che, alimentado en los últimos cuarenta anos por las mismas personas que lo conocieron. Entre ellos se encuentran militares que participaron en la captura del Che, campesinos de La Higuera y Pucará, ex guerrilleros bolivianos, la maestra de escuela que le llevó a Guevara sus últimos alimentos, la enfermera que lavó y preparó el cadáver, historiadores, periodistas, fotógrafos y gentes de pueblo. El singular abordaje explora una faceta poco conocida y menos investigada: la de la canonización popular del Che, como miembro relativamente reciente y destacado del santoral de los pueblos latinoamericanos.